Pese a que su poesía no contó con los favores de la audiencia, Mecenas fue un protagonista de excepción de la literatura latina clásica.
Su agudo olfato para percibir el verdadero talento y su generosidad sin límites para con el arte, convirtieron a este hombre en un gran promotor de las letras romanas. Virgilio y Horacio se contaron entre sus protegidos.
El nombre de Mecenas se usa para llamar a las personas comprometidas con el apoyo decidido a las expresiones estéticas. Han existido en todas las épocas, congregando en torno suyo a los artistas y a las obras más celebres.
Mecenas fue un prohombre de su época. Ejerció una influencia notable sobre su amigo el emperador Augusto. Se destacó por su carácter diplomático, oficiaba de conciliador en las situaciones de conflicto y en ausencia de Octaviano asumía las riendas del Estado. Sin embargo, optó por una posición independiente de los gobernantes con el ánimo de disfrutar de las artes y los placeres de la vida.
A Virgilio le repuso el patrimonio paterno y a Horacio le obsequió la finca Sabinum. Ambos escritores le dedicaron sendas páginas.